viernes, 30 de noviembre de 2012

Así nos ven...

¡Buenos días a todos y a todas!

Me imagino que estaréis disfrutando de estos merecidos días de fiesta. Puede que estéis tan desconectados que ni siquiera entréis a mirar el blog. De todas maneras, mi propuesta de hoy pretende ser bastante ligera. Os pongo este vídeo del programa Vaya Semanita en el que se parodia la imagen que tenemos los economistas.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Repaso final...

Se acercan los exámenes y, con ellos, la imperiosa necesidad de optimizar vuestro recurso más escaso a día de hoy: el tiempo. Para repasar con vosotros el último tema, haremos un caso práctico aplicado a las circunstancias.

Analizaremos la función de producción en el corto plazo. En este contexto, hay ciertos factores (o inputs) que no podemos modificar, como es el caso de nuestro cociente intelectual o nuestras habilidades de concentración. Si nos entrenásemos duramente durante mucho tiempo, cogiéramos serios hábitos o aprendiéramos a relajarnos yendo a clases de yoga, quizás podríamos meterlos en el modelo. Pero de hoy al lunes parece evidente que éstos son inputs fijos y que tenemos que jugar con lo que hay. Entonces, ¿cómo conseguimos estudiarnos todo lo que tenemos? ¿Debemos resignarnos a estas alturas y empezar a pensar en la recuperación?... ¡Para nada! Contamos con un poderoso input variable: las horas de estudio. A día de hoy, la variable que puede alterar el resultado final (las notas) es el tiempo que estudiéis.

Así pues, ya tenemos definida la función de producción en el corto plazo: la cantidad de horas que estudiemos determinará los resultados finales (simplificando mucho la realidad, todo sea dicho). Hasta aquí no he dicho nada realmente novedoso, parece evidente que cuanto más estudies el fin de semana antes de los exámenes mejores resultados tendrás, ¿no? Quizás alguno de vosotros esté recordando algo que se explicó en clase que se llama ley de los rendimientos marginales decrecientes, y que decía que, en el corto plazo donde hay inputs fijos (en este caso, nuestro cerebro y sus capacidades actuales) las primeras horas de estudio serán rentables, les sacaremos mucho partido y aprenderemos mucho, pero que llegará un momento en el que la saturación, el cansancio y el aburrimiento harán que nuestro ritmo de aprendizaje disminuya.... ¡incluso llegando a olvidar lo que habíamos estudiado al principio!

Conclusiones:

- cara a la segunda evaluación, quizás podamos plantearnos mejorar nuestros inputs fijos

- a día de hoy, debemos contar con las horas de estudio

- organizar bien el tiempo y haced descansos, el cerebro necesita parones para asimilar la información.

- y sobre todo...¡buena suerte!

Y para terminar, recordamos desde aquí al inigualable Freddie Mercury, que moría hoy hace 21 años, con un vídeo muy optimista, perfecto para estos tiempos que corren:

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Burguesía low-cost y lonchafinismo

Hay dos fenómenos económicos sobre los que vengo reflexionando últimamente.

El primero de ellos es el llamado lonchafinismo. Su nombre viene de la, cada vez más frecuente, petición por parte de los consumidores a sus carniceros de que les corten las lonchas de jamón muy finas para, así, llevarse un mayor número de lochas por unidad de peso. Puede que no sea más que un caso más de ajuste de cuentas, control de la economía doméstica o consumo responsable, pero también puede que sea algo que hace unos años a nadie parecía preocuparle. A través del lonchafinismo pretendemos hacer ver que todo va bien, que seguimos haciendo las mismas cosas que antes. Se trata de un caso claro de resistencia a ver que estamos peor que antes, no podemos mantener el nivel de vida de antes, pero tampoco estamos dispuestos a renunciar a nada.


Otros ejemplos de lonchafinismo sería apurar las lentillas más días de lo aconsejado, espaciar más las visitas al supermercado, dejar el cine para películas que realmente nos interesa ver, ir en bici o a pie en lugar de coger el coche o incluso el autobús... El caso es que hay algunos factores que pueden intensificar nuestros comportamientos lonchafinistas, como por ejemplo la subida del IVA, lo que generaría resultados contraproducentes, ya que el 21% de nada es nada.

El otro fenómeno del que que quería hablaros hoy es la burguesía low-cost. Si pensáis un poco en los hábitos de ocio y consumo de las personas que os rodean (desde vuestra edad hasta los cuarenta años, por ejemplo) veréis que poco tienen que ver con los que tenían vuestros abuelos. Hoy en día, da la sensación (al menos hasta estos últimos tiempo de crisis) de que todo el mundo puede permitirse muchas más cosas materiales que la gente que vivía hace 60 años. Compramos muebles, vamos de vacaciones, compramos ropa con frecuencia, tenemos productos de higiene corporal y cosméticos, etc. Los hábitos de consumo se han homogeneizado entre clases sociales: ¡ha llegado la equidad!... Cuidado, no nos engañemos. Si existe esta aparente igualdad es porque una proporción enorme de la población tiene que recurrir al low-cost: muebles de Ikea o Conforma, ropa de Zara, vuelos con Ryanair y pernoctaciones en albergues, cenar en McDonalds, cremas del Mercadona, zapatillas y raquetas del Decathlon... No estamos todos al mismo nivel, aunque lo parezca, algunos (la mayoría) sólo puede vivir como un burgués porque existen estos modelos de negocio. ¿Quién puede pagar 3.000 euros por una mesa para comer, 1.000 euros por un traje o 60 euros por una crema facial?

Llevamos años viviendo bien, disfrutando de las posibilidades que el entorno nos ofrecía (nunca por encima de ellas, que no os engañen), pero no sé hasta cuándo esto durará. El lonchafinismo se va implantando, nadie quiere dejar de comer jamón, simplemente queremos que nos lo corten fino. El despertar puede ser duro...

lunes, 12 de noviembre de 2012

Hogar dulce hogar

En primer lugar, deciros a todos aquellos que no podíais poner comentarios en el blog que ya he modificado la configuración, así que ya no debería daros problemas. Lo que sí que os pediría es que al escribir, os identificaseis para que sepa quiénes sois.


A continuación, y muy en relación con lo que hablábamos en clase estos días, os pongo un fragmento de una entrada que publicaba hoy El Blog Salmón relativa al mercado de la vivienda en España:


"Nos intentaron hacer creer que alquilar era tirar el dinero y mucha gente se lo tragó sin cuestionárselo siquiera. En los últimos años, comprarse una casa se convirtió en una cuestión cultural en nuestra sociedad: terminas los estudios, encuentras un trabajo y te compras una casa. La fiebre inmobiliaria se extendió por todos los rincones de nuestro país y ahora estamos pagando las consecuencias y sufriendo sus efectos.
En pleno boom burbujista los bancos concedían préstamos por más del 100 % del valor de los inmuebles. Los compradores de viviendas acudían en masa a por el crédito barato que además les permitía amueblar sus inmuebles, renovar el coche y algún que otro caprichito. Todo financiado a 30 o 40 años en gigantescas hipotecas que harían que nuestros abuelos se echasen las manos a la cabeza

¿Culpa de Papá Estado por no regularlo, de los bancos por financiar sin condiciones o de las personas por no pararse a echar números antes de embarcarse en una deuda que condicionaría el resto de sus vidas? Es evidente que todos los actores tuvieron su parte de responsabilidad en este juego. Sin embargo, como no podía ser de otra manera, los compradores han sido los máximos responsables y los grandes perjudicados.

La realidad demuestra hoy que las casas no estaban realmente al alcance de todo el mundo. Como prueba de ello, los desahucios se han disparado en los últimos años a un ritmo que ha hecho sonar todas las alarmas. Solo en el segundo trimestre los juzgados firmaron 23.421 ejecuciones, un 14 % más que hace un año.
Hoy en día, la crisis económica ha regulado esta situación tan insostenible. Esas grandes hipotecas todo en uno ya forman parte del pasado y el grifo de la liquidez está bastante cerrado. Sólo en 2011 las hipotecas concedidas cayeron un 32,6 % y en lo que va de año el descenso va por el 28,5 %. Comprarse una casa ya no es tan fácil como antes. Además, ahora las entidades financieras evalúan con lupa el perfil de riesgo del prestatario, circunstancia a la que antes no se le prestaba la más mínima atención".
- Tal y como están las cosas hoy en día, ¿qué aconsejarías a una persona que está dudando si comprar un piso o alquilarlo? ¿Qué argumentos utilizarías para convencerle de la opción que defiendes?
- ¿Cómo crees que debería comportarse el Estado en el tema de los desahucios, tan actual estos últimos días?