martes, 30 de octubre de 2012

Yo no soy tonto

- 5.778.500 parados, un 25,02% de la población activa.

- Variación interanual del PIB de -1,6% en el tercer trimestre de 2012

- La producción industrial cae un 6%.

- El Índice de Confianza Empresarial Armonizado (ICEA) se sitúa en 98,76 puntos en el cuarto trimestre de 2012, lo que supone una bajada en la confianza de los empresarios de 1,30 puntos respecto al tercer trimestre.

- El comercio minorista se desploma un 12%, hasta niveles de 2005.

- Los jubilados tienen más renta disponible que los jóvenes.

- El consumo eléctrico baja un 1,9%

- La venta de coches se desploma un 36%



No hay ni un solo dato económico que dé una mínima esperanza a la economía española, sin embargo la Ministra de Trabajo, Fátima Báñez, aseguró ayer que estamos saliendo de la crisis. No acostumbro a dejar mi opinión claramente en este blog, pero como ciudadano me ofende que me mientan descaradamente. Todos sabemos (desde primero de carrera) que el sistema se basa en gran medida en la confianza, pero de ahí a engañarnos deliberadamente hay un gran paso. Nuestro país está mal, y ojalá empecemos a ver buenos datos macroeconómicos y las medidas que se tomen ayuden a todas las personas que están sufriendo las consecuencias de la crisis. Pero las cosas no cambian sólo porque un ministro dé un mensaje optimista en los medios, es algo mucho más complicado...

Dentro de poco, daremos el salto a la macro y empezaremos a manejar datos agregados que nos ayuden a comprender cómo entender la situación general de nuestro país. A ver si poco a poco empezamos a familiarizarnos con algunas de las cifras que utilizaremos.

Los datos son la clave de los análisis económicos, y por mucho que nos empeñemos, hablan por sí solos. Estamos vendidos ante su poder informativo, a menos que alguien se ofrezca a interpretarlos por nosotros y los module a su voluntad. Economistas del futuro: ¡no os dejéis manipular, sed vosotros mismos quienes extraigáis las conclusiones!

sábado, 27 de octubre de 2012

Jugando a "Regreso al Futuro"

Por si alguno todavía no se ha dado cuenta, esta noche hay que cambiar la hora, de manera que tendremos una hora más para dormir, salir de juerga o lo que cada uno quiera. Cada año la misma historia y cada año me hago la misma pregunta: y esto, ¿para qué?



El caso es que el otro día me encontré un artículo que explicaba el origen de esta medida y me resultó curioso. El texto que os muestro a continuación es parte de dicho artículo (extraído del blog de Xavier Sala i Martin):

En 1784, el entonces embajador de los Estados Unidos en París, Benjamín Franklin, observó que durante el verano, los franceses dormían por la mañana cuando el sol ya había salido y que, por la tarde, tenían que encender velas y lámparas para iluminar sus casas. Eso comportaba un absurdo gasto que podían evitar si cambiaban los relojes una hora. Como todavía no existía la “hora oficial”, el inventor americano propuso que, al cantar el gallo, se dispararan salvas de cañones para despertar a los dormilones. También recomendó un impuesto a las ventas de persianas para desincentivar su uso y evitar que la gente siguiera durmiendo una vez salido el sol. Así nació la idea del “horario de verano”. Los franceses no implementaron las recomendaciones de Franklin y el despilfarro de velas y cera prosiguió durante ciento cincuenta años.

Un siglo después, el constructor inglés y golf aficionado, William Willet, observó que la tarde veraniega se acababa a medio partido por lo que propuso retrasar la hora para poder disfrutar de más horas de luz al atardecer. De nuevo, la idea fue ignorada por las autoridades.

No fue hasta la primera guerra mundial que los alemanes implementaron el primer “horario de verano”     con el argumento benjaminfrankliniano de ahorrar energía. Y es que eran tiempos de guerra y se hacía necesario canalizar el carbón hacia actividades bélicas. Unos 30 países imitaron al gigante alemán… pero todos abandonaron la idea una vez finalizado el conflicto en 1918. El experimento fue repetido por 52 naciones durante la segunda guerra mundial pero, de nuevo, los horarios volvieron a la normalidad una vez acabada la contienda.

El horario de verano en tiempo de paz no surgió hasta los años setenta con la crisis del petróleo y la consiguiente concienciación energética. Desde entonces, la mayoría de países del mundo lo han adoptado con el viejo argumento de Franklin: si la gente duerme cuando hay sol y sigue despierta cuando ya se ha puesto, se gasta energía lumínica innecesariamente.

Si alguno se anima a leer el artículo completo en el enlace que os he propuesto, podrá ver unas cuantas reflexiones del autor acerca de la conveniencia de estos cambios horarios, y de cómo el supuesto ahorro energético no es tal.

miércoles, 24 de octubre de 2012

¿Multas progresivas?

La semana pasada, Ana recibió una multa por exceso de velocidad. Al parecer, circulaba a 130 km/h por una autopista cuando el radar saltó. El día anterior, a Fermín le había pasado algo parecido: le pillaron a 132 km/h en el mismo punto. La multa que les corresponde a ambos conductores es de 400 €.


Ana trabaja en la cocina de un restaurante de Pamplona y percibe un salario neto mensual de 850 €, mientras que Fermín es el responsable de calidad de una empresa del sector de la automoción situada en el polígono de Esquíroz y obtiene por ello un salario mensual de 2.700 €.

La multa supone un 47% del salario de Ana y un 15% del de Fermín.

Si ambas personas han cometido la misma infracción, ¿por qué el castigo que recibe una es, en términos relativos, mucho mayor que el de la otra?

Para intentar solucionar este efecto, Ana remite una carta al departamento de tráfico proponiendo que las multas de tráfico no tengan un importe fijo, sino que se calculen como un porcentaje de los ingresos del infractor. De esta manera, dice Ana, el sistema será mucho más justo ya que todos pagarán la misma proporción de sus ingresos.

¿Qué ventajas y qué inconvenientes ves en la propuesta de Ana?

¿Con qué opción te quedarías?


lunes, 22 de octubre de 2012

Monopolios encubiertos

Estos días estamos viendo cómo funcionan los distintos tipos de mercados, clasificándolos según el número de oferentes y demandantes y el grado de homogeneidad del producto intercambiado. A pesar de que nuestro análisis del funcionamiento del mercado se va a basar en la competencia perfecta, hemos ido citando las principales características de los monopolios, oligopolios y competencias monopolísticas.

Como recordaréis, un oligopolio es un tipo de mercado en el que existen sólo unos pocos oferentes de un mismo producto (habiendo pocas diferencias entre los productos de cada uno de los oferentes, de manera que el éstos se consideran casi homogéneos o sustitutivos) y muchos demandantes. A primera vista parecía que el poder de mercado del que gozaba un monopolio se desvanecía al aparecer la competencia, pero enseguida nos dimos cuenta de lo interesante que resultaba para los escasos oferentes actuar conjuntamente. Si se agrupaban y actuaban todos a una, podían repartirse el mercado y alejar las posibles guerras de precios. Además, al subir los precios todos a la vez, comportándose como un cártel (o un monopolio) consiguen que los consumidores realmente no tengan elección.













El único problema de esta práctica es que es ilegal y está perseguida por instituciones que buscan fomentar la competencia, como es el caso de la Comisión Nacional de la Competencia (CNC)


Un ejemplo de este tipo de mercado es el de la telefonía móvil, en el que tres operadores se reparten la mayoría del mercado. Desde hace años, dichas compañías son seguidas de cerca por la CNC por las sospechas de que actúan de manera coordinada en sus políticas de tarifas, de manera que los consumidores acabamos pagando los mismos precios (más altos de lo socialmente deseable) independientemente de en cuál estemos. Recientemente, Movistar ha anunciado a bombo y platillo su nueva tarifa Fusión, que incluye todos los servicios (fijo, móvil y ADSL) en una única tarifa plana de 50€. Bien, pues la respuesta de Vodafone no se ha hecho esperar, y ya está aquí Vodafone Todo en Uno, que incluye las mismas ventajas que el producto de Movistar por un precio igual.

Ante estos hechos, me quedo con la sensación de que unos y otros nos están tomando el pelo. Como si de una película se tratara, me imagino a los altos ejecutivos de ambas compañías citándose en un parking vacío de madrugada para elaborar su nuevo plan de negocio, dando así esquinazo a los espías de la CNC.

viernes, 12 de octubre de 2012

España: se busca financiación

Vamos a situarnos en una versión extremadamente simplificada (recalco lo de extremadamente) de la realidad para explicar una noticia reciente.

La mayor parte de los gastos familiares se pagan con los ingresos cotidianos (el salario, en el mejor de los casos). La comida, las facturas, la gasolina o el ocio del fin de semana se van pagando con lo que percibimos por nuestro trabajo. Igualmente, las empresas acostumbran a pagar por sus transacciones más comunes con los ingresos que se derivan de la ventas. Y, por terminar esta introducción, parece lógico pensar que los países pagan sus gastos públicos (pagar a los funcionarios, las obras públicas o las prestaciones sociales) con los ingresos procedentes de los impuestos y otros tributos.

Pero hay veces en las que una familia desea comprar un bien que excede, y por mucho, los ingresos habituales (como una casa). Lo mismo le ocurre a una empresa que desea llevar a cabo una gran inversión, como construir una nueva planta de fabricación o comprar una costosísima máquina nueva. A los países también les ocurre lo mismo en algunas ocasiones, y ven que con lo que ingresan por impuestos no les basta para hacer frente a los pagos más inmediatos.

En estas ocasiones, los tres agentes económicos se ven en la obligación de buscar financiación de otras maneras menos evidentes. Las familias piden préstamos a los bancos, al igual que la empresas. Estas últimas, además, tienen otras formas de encontrar recursos para financiar grandes inversiones, como la emisión de acciones. De esta manera, consiguen que la gente les dé una cantidad de dinero (hoy) con la esperanza de que la empresa invierta adecuadamente esta aportación de manera que, cuando llegue el momento de devolverla haya incrementado su valor. Si todo va bien, todos ganan: la empresa obtiene financiación en el momento que la necesita y el inversor puede percibir una ganancia en el momento de la venta. El Estado también hace algo similar, aunque menos "volátil" que la emisión de acciones: emite títulos de deuda. Esto consiste en vender "papelitos" que dan derecho al comprador a percibir en el futuro una cantidad superior al precio pagado, consiguiendo al mismo tiempo que el Estado perciba hoy ingresos por parte de los compradores. Así, el Estado consigue la cantidad necesaria para los fines que necesite, como por ejemplo pagar a los funcionarios que esperan ansiosos sus nóminas.

S&P pone luz roja a la recuperación de la economía española

Cuando las personas que tienen ahorros están pensando en dónde invertirlos, miran y comparan diferentes alternativas (acciones del BBVA, de Inditex, deuda pública alemana o española...) y se quedarán con aquella que les parezca más rentable o más segura (según cómo sea cada uno). Para facilitar la labor a los ahorradores y evitar que dediquen mucho tiempo a pensar qué opción es la mejor, existen agencias independientes que emiten informes públicos en los que puntúan la "calidad" de los títulos de deuda de los diferentes países. Cuando un país es estable, serio y garantiza al 100% que devolverá la inversión a quién compre sus títulos de deuda, suele tener una puntuación muy positiva (AAA, triple A es la mejor puntuación). Según el país en cuestión va perdiendo fiabilidad, la agencia va bajando la calificación de su deuda (hasta BB, por ejemplo), por lo que los ahorradores tendrán más reparos en comprar deuda de ese país, ya que no ofrece tantas garantías.

Existen tres grandes agencias de calificación: Standard & Poor's, Moody's y Fitch. Esta semana S&P ha hecho pública su valoración de la deuda española, bajándola hasta BBB-, lo que indica el alto grado de riesgo asociado a las finanzas españolas.

Así pues, os pregunto: ¿Qué consecuencias se podrían derivar de esta noticia?

PD: espero que los expertos en Economía que puedan leer esta entrada me perdonen lo pueril de la explicación.

viernes, 5 de octubre de 2012

Spotify y otras consideraciones

Supongo que como buenos jóvenes de 16 años, todos vosotros dedicaréis varias horas a la semana a escuchar música; aunque seguro que lo hacéis de una manera diferente a como lo hacía la gente de mi generación (y anteriores). Cuando yo tenía vuestra edad estaba siempre pendiente de los lanzamientos de los discos de mis grupos favoritos, si había suerte y coincidía con alguna fecha señalada (cumpleaños o navidades) lo pedía, y sino tenía que poner en práctica el concepto de coste de oportunidad y gestionar mis escasos ingresos para poder comprármelo. Eso sí: una vez que lo tenía en mis manos, no dejaba de escucharlo durante semanas, me aprendía las letras de principio a fin y me leía el libreto una y otra vez (ejemplo por excelencia: What's the story morning glory, de Oasis).


Bien, el caso es que esta semana me ha pasado algo parecido con dos discos que estaba deseoso de escuchar (The 2nd law, de Muse y Uno!, de Green Day), pero me he sorprendido al comprobar cómo han cambiado los tiempos. Lo primero que hice fue escucharlos en Spotify (lo conocéis, ¿no?), y a pesar de que es una aplicación que uso mucho desde hace ya tiempo, fue justo entonces cuando me pregunté cómo de rentable sería para un grupo permitir que se puedan escuchar sus canciones vía streaming. Parecería lógico pensar que esto es tirar piedras contra su propio tejado, ya que están dando la posibilidad a sus fans de que escuchen sus canciones sin pagar un céntimo por ello (a excepción de su cuenta de ADSL, que se va en otra dirección a la del grupo de música). Así que indagué un poco para ver cómo se gestiona el tema del dinero con Spotify.

Las bandas que deciden poner sus canciones en Spotify pueden obtener dinero por las siguientes vías:

- el número de escuchas: a mayor número de reproducciones, mayores ingresos.

- los ingresos de publicidad que haya obtenido Spotify en ese mes.

- las escuchas de los usuarios premium (los que pagan por utilizar el servicio) "puntúan" más; una escucha de un cliente premium cuenta como 150 escuchas de un cliente gratis.

Me llamó la atención el caso de Vetusta Morla, uno de los grupos indie españoles más conocidos y que más venden. El máximo ingreso mensual por canción que ha conseguido esta banda es de 100 euros por la canción Copenhague, lo que repartido entre sus seis miembros supone una cifra ridícula por cabeza. Y todo esto teniendo en cuenta que es el grupo indie español con mayor número de escuchas en Spotify. Así pues,  yo os pregunto:

¿Por qué los grupos están dispuestos a poner sus canciones en esta plataforma si claramente no les resulta rentable?

Y ya metidos en faena, os cuento el caso de la banda británica Radiohead. En el año 2007 publicaron su álbum In rainbows. Por diferentes motivos, decidieron permitir que cualquier internauta se descargara el disco desde su página web pagando por él el precio que cada uno creyera conveniente, incluso gratis. Curiosamente, el grupo ingresó más dinero con este álbum que con el anterior, que se había editado por la vía convencional.

Para terminar os planteo las siguientes preguntas:

¿Crees que las nuevas tecnologías están ayudando o perjudicando a los grupos de música?

¿Cómo obtienen dinero ahora?

martes, 2 de octubre de 2012

Reflexiones sobre ruedas

Hoy se podía leer en Diario de Noticias la siguiente noticia: "Las ventas de coches caen más de un 39% en septiembre tras el alza del IVA". El caso es que tras haberla leído, me han venido varias reflexiones a la mente que me gustaría compartir con todos vosotros.

1) Según el titular hay una relación causa-efecto inequívoca entre la subida del IVA y la caída de las ventas, de manera que el primer hecho parece ser el único causante del segundo. Leyendo el texto completo se puede ver cómo las ventas llevan meses cayendo y que, incluso en otros países en los que no ha habido subidas recientes de impuestos indirectos, las ventas de vehículos también han disminuido. ¿Puede haber una relación entre ambas variables? Desde luego que sí; pero a veces, antes de dar por hecho algo, deberíamos tener en cuenta multitud de factores. Seguro que nos habría parecido ridículo un titular del tipo: "desde que comenzó la Liga 2012-2013 han caído las ventas de coches en nuestra Comunidad", y sin embargo es totalmente cierto...

2) El segundo hecho que me llama la atención se encuentra en el texto de  la noticia, en el punto en el que se refiere a las ayudas públicas para promover la compra de vehículos. A estas alturas a nadie le sorprenden estas medidas gubernamentales que animan a los ciudadanos a cambiar de coche (a todos os sonará el plan Renove), pero si las analizas en profundidad son un poco extrañas. El Estado te da dinero por cambiar de coche (cuando puede que aún le queden varios años de vida) y comprar uno nuevo, todo ello con el ánimo de fomentar la producción industrial y generar más empleo y actividad. Además, estos planes también suelen anunciar a bombo y platillo su finalidad ecologista: "tengamos vehículos más modernos que emiten menos gases a la atmósfera". Ante todo esto yo me hago un par de preguntas:

a) Vale, estamos ayudando a las empresas que fabrican coches, pero ¿qué pasa con los talleres, empresas de reparación, repuestos, vendedores de segunda mano...? Desde luego esta medida no les parecerá nada atractiva puesto que no les ayudará precisamente a llegar a fin de mes.

b) Por otro lado, tendremos el país lleno de coches modernos que no emiten gases, pero ¿y la cantidad de energía necesaria para producir y transportar todos los nuevos coches? ¿Y los residuos, contaminación... que genera el propio proceso productivo?

3) La tercera reflexión del día es la siguiente: ¿por qué tiene el Estado que mantener una industria que está claramente en decadencia? Nos parece lógico que el gobierno de nuestra Comunidad dé ayudas a fabricantes, concesionarios o incluso consumidores para así fomentar el consumo y mantener la industria clave (a día de hoy, al menos) en Navarra. Pero ¿no es esto una gran mentira? ¿No sería mejor dejar de financiarlo y dejarlo caer? ¿Tememos ser el nuevo Detroit?

No es que todo lo que acabo de escribir sea mi opinión estrictamente (de hecho me he basado en un artículo de Xavier Sala i Martín titulado "lo que no se ve"), pero creo que a veces tenemos que plantearnos qué hay detrás de un simple titular, puesto que lo que no se ve a primera vista puede tener más miga que lo que aparentemente se ve.

Me gustaría que os animaseis a dar vuestra opinión o a aportar cualquier cosa que creáis conveniente.