martes, 5 de octubre de 2010

Paro, miedo y deuda, cóctel de difícil digestión


El Ministerio de Trabajo ha publicado las cifras de paro correspondientes a septiembre. El mes terminó con 48.100 desempleados más. Es un suma y sigue constante donde no hay lugar para la sorpresa. Porque haber sobrepasado los cuatro millones ya no lo es. Ir al detalle de las cifras tampoco depara nada que no se intuyera. La temporalidad sigue mostrándose como uno de los flancos más débiles del mercado de trabajo: se acabó el verano y con él vencieron los contratos estivales que crearon una pequeña ilusión en los meses anteriores. Abril, mayo, junio y julio habían arrojado datos positivos. Agosto ya anticipó el cambio de tendencia (fue negativo) que septiembre ha confirmado.

Tan pesimistas como las cifras son las expectativas. Con el recorte del déficit como objetivo, las previsiones apuntan a que el paro aún subirá algo más antes de estabilizarse para, posteriormente, empezar a dar un respiro. El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, ha sido el último de una serie de personajes y organismos nacionales e internacionales en referirse al problema español. Lo ha hecho con una advertencia: España corre el peligro de "tener una generación entera muy frustrada", dadas las altas cifras de paro juvenil existentes, las más altas de la Unión Europea.

Los españoles son igual de pesimistas. El índice de confianza del consumidor del Instituto de Crédito Oficial (ICO) de septiembre ha mostrado su primer retroceso en tres meses. El motivo: piensan que el paro va a retrasar la recuperación económica, una evidencia ampliamente compartida. Esta convicción les lleva a vigilar cada euro que entra en su hogar, lo que ha provocado que el nivel de ahorro de las familias españolas esté en sus cotas más altas de la historia: en torno al 18 por 100 de los ingresos. También lo está el endeudamiento: el ratio llega al 125 por 100 de renta bruta disponible.

La conjunción de estos tres elementos, miedo, deuda y paro crean un cóctel con una resaca de prolongados efectos. Que se elimine al menos uno de estos ingredientes es condición sine qua non para contribuir a la sostenibilidad de la frágil recuperación económica.

Bajo tu punto de vista, ¿cuál de esos tres elementos ves más posible eliminar? ¿Qué medidas propones?

¿Crees que el ahorro es el camino a seguir o es necesario consumir más?

¿Cómo te afectan a ti directamente estos problemas?

1 comentario:

  1. Desde mi punto de vista en el estado español hay un gran problema en la organización laboral. La gente se dedica a trabajos que no producen ningún beneficio real. Por ejemplo, un banco ¿qué producto elabora un banco?, ¿qué bien produce?, un banco lo que hace es almacenar nuestro dinero para luego invertirlo (y encima lo invierten mal) y en el estado español tiene que haber a caja de ahorros por provincia. O los políticos, ¿para qué hay tanto político? si lo que hacen también lo hacen mal y yo me pongo a pensar la de ediles de pequeños pueblos que hay que solo se dedican a eso... No digo que no se necesiten ni bancos ni políticos, sino que lo que se necesita es industria. Lo que produce los bienes necesarios para satisfacer nuestras necesidades es la industria. Lo que hace que el PIB aumente y que se enriquezca un país es la industria mediante las exportaciones. Los servicios no producen nada. Y quizás diréis, pero si un banco realiza una inversión en el extranjero y sale muy beneficiosa ¿qué?, esa inversión sale beneficiosa para el banco no para el país. Y el dinero que se dice que dejan los turistas en verano ¿qué?, ese dinero va para los empresarios hoteleros no para el gobierno. En definitiva, creo que hay que eliminar tanto empleo que hay en el sector servicios y fomentar la industria, basta mirar el modelo de Alemania para ver de lo que estoy hablando...

    ResponderEliminar