La semana pasada, Ana recibió una multa por exceso de velocidad. Al parecer, circulaba a 130 km/h por una autopista cuando el radar saltó. El día anterior, a Fermín le había pasado algo parecido: le pillaron a 132 km/h en el mismo punto. La multa que les corresponde a ambos conductores es de 400 €.
Ana trabaja en la cocina de un restaurante de Pamplona y percibe un salario neto mensual de 850 €, mientras que Fermín es el responsable de calidad de una empresa del sector de la automoción situada en el polígono de Esquíroz y obtiene por ello un salario mensual de 2.700 €.
La multa supone un 47% del salario de Ana y un 15% del de Fermín.
Si ambas personas han cometido la misma infracción, ¿por qué el castigo que recibe una es, en términos relativos, mucho mayor que el de la otra?
Para intentar solucionar este efecto, Ana remite una carta al departamento de tráfico proponiendo que las multas de tráfico no tengan un importe fijo, sino que se calculen como un porcentaje de los ingresos del infractor. De esta manera, dice Ana, el sistema será mucho más justo ya que todos pagarán la misma proporción de sus ingresos.
¿Qué ventajas y qué inconvenientes ves en la propuesta de Ana?
¿Con qué opción te quedarías?
Y sin Ana tiene un millón de euros en una cartera de fondos de inversión o es propietaria de varios pisos, fruto de una herencia y trabaja por afición y Fermín es padre de cuatro hijos y su sueldo es la único fuente de ingresos de su familia?
ResponderEliminarNATALIA SANTOS ALFAGEME
ResponderEliminarLa reacción de Ana probablemente haya sido más común de lo que pueda parecer. La proposición tiene toda su lógica, puesto que ella se ve obligada a pagar con casi la mitad de su sueldo, mientras que para Fermín, citado en el ejemplo, no supone ni un quinto de su salario. Se produce pues una situación de injusticia, ya que ante una misma infracción el castigo es mucho mayor para Ana que para Fermín. Hacer que las multas sean progresivas puede ser algo positivo, y al mismo tiempo una equivocación: al aplicarlo, el castigo sería más justo y equilibrado, de esta manera no resultaría insignificante para aquellos cuyo patrimonio es abundante y favorecería a todos aquellos que se ahogan económicamente poco a poco. Sin embargo, quienes se encuentren en la situación de Fermín, preferirán que éstos no sean progresivos, puesto que de serlo deberán pagar una suma mayor de dinero (es obvio que de ser progresivo se tiraría por lo alto, intentando sacar hasta el último céntimo del conductor en cuestión). Una vez más, los ricos verían poco atractiva dicha situación y podrían llegar a plantearse el salir de las fronteras, lo que supondría que los mayores compradores y consumidores se alejasen de los comercios nacionales, aportando menos a la economía nacional.
Por todo esto no sabría cual elegir, pero si al hacer las multas progresivas no se buscase que los conductores pagasen casi la mitad de su sueldo, sino entre un 10% y un 20% de éste, apoyaría sin duda el hacerlos progresivos. De esta forma, las personas con un cierto nivel económico no infringirían las leyes de tráfico tan a menudo.