viernes, 12 de octubre de 2012

España: se busca financiación

Vamos a situarnos en una versión extremadamente simplificada (recalco lo de extremadamente) de la realidad para explicar una noticia reciente.

La mayor parte de los gastos familiares se pagan con los ingresos cotidianos (el salario, en el mejor de los casos). La comida, las facturas, la gasolina o el ocio del fin de semana se van pagando con lo que percibimos por nuestro trabajo. Igualmente, las empresas acostumbran a pagar por sus transacciones más comunes con los ingresos que se derivan de la ventas. Y, por terminar esta introducción, parece lógico pensar que los países pagan sus gastos públicos (pagar a los funcionarios, las obras públicas o las prestaciones sociales) con los ingresos procedentes de los impuestos y otros tributos.

Pero hay veces en las que una familia desea comprar un bien que excede, y por mucho, los ingresos habituales (como una casa). Lo mismo le ocurre a una empresa que desea llevar a cabo una gran inversión, como construir una nueva planta de fabricación o comprar una costosísima máquina nueva. A los países también les ocurre lo mismo en algunas ocasiones, y ven que con lo que ingresan por impuestos no les basta para hacer frente a los pagos más inmediatos.

En estas ocasiones, los tres agentes económicos se ven en la obligación de buscar financiación de otras maneras menos evidentes. Las familias piden préstamos a los bancos, al igual que la empresas. Estas últimas, además, tienen otras formas de encontrar recursos para financiar grandes inversiones, como la emisión de acciones. De esta manera, consiguen que la gente les dé una cantidad de dinero (hoy) con la esperanza de que la empresa invierta adecuadamente esta aportación de manera que, cuando llegue el momento de devolverla haya incrementado su valor. Si todo va bien, todos ganan: la empresa obtiene financiación en el momento que la necesita y el inversor puede percibir una ganancia en el momento de la venta. El Estado también hace algo similar, aunque menos "volátil" que la emisión de acciones: emite títulos de deuda. Esto consiste en vender "papelitos" que dan derecho al comprador a percibir en el futuro una cantidad superior al precio pagado, consiguiendo al mismo tiempo que el Estado perciba hoy ingresos por parte de los compradores. Así, el Estado consigue la cantidad necesaria para los fines que necesite, como por ejemplo pagar a los funcionarios que esperan ansiosos sus nóminas.

S&P pone luz roja a la recuperación de la economía española

Cuando las personas que tienen ahorros están pensando en dónde invertirlos, miran y comparan diferentes alternativas (acciones del BBVA, de Inditex, deuda pública alemana o española...) y se quedarán con aquella que les parezca más rentable o más segura (según cómo sea cada uno). Para facilitar la labor a los ahorradores y evitar que dediquen mucho tiempo a pensar qué opción es la mejor, existen agencias independientes que emiten informes públicos en los que puntúan la "calidad" de los títulos de deuda de los diferentes países. Cuando un país es estable, serio y garantiza al 100% que devolverá la inversión a quién compre sus títulos de deuda, suele tener una puntuación muy positiva (AAA, triple A es la mejor puntuación). Según el país en cuestión va perdiendo fiabilidad, la agencia va bajando la calificación de su deuda (hasta BB, por ejemplo), por lo que los ahorradores tendrán más reparos en comprar deuda de ese país, ya que no ofrece tantas garantías.

Existen tres grandes agencias de calificación: Standard & Poor's, Moody's y Fitch. Esta semana S&P ha hecho pública su valoración de la deuda española, bajándola hasta BBB-, lo que indica el alto grado de riesgo asociado a las finanzas españolas.

Así pues, os pregunto: ¿Qué consecuencias se podrían derivar de esta noticia?

PD: espero que los expertos en Economía que puedan leer esta entrada me perdonen lo pueril de la explicación.

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