sábado, 27 de octubre de 2012

Jugando a "Regreso al Futuro"

Por si alguno todavía no se ha dado cuenta, esta noche hay que cambiar la hora, de manera que tendremos una hora más para dormir, salir de juerga o lo que cada uno quiera. Cada año la misma historia y cada año me hago la misma pregunta: y esto, ¿para qué?



El caso es que el otro día me encontré un artículo que explicaba el origen de esta medida y me resultó curioso. El texto que os muestro a continuación es parte de dicho artículo (extraído del blog de Xavier Sala i Martin):

En 1784, el entonces embajador de los Estados Unidos en París, Benjamín Franklin, observó que durante el verano, los franceses dormían por la mañana cuando el sol ya había salido y que, por la tarde, tenían que encender velas y lámparas para iluminar sus casas. Eso comportaba un absurdo gasto que podían evitar si cambiaban los relojes una hora. Como todavía no existía la “hora oficial”, el inventor americano propuso que, al cantar el gallo, se dispararan salvas de cañones para despertar a los dormilones. También recomendó un impuesto a las ventas de persianas para desincentivar su uso y evitar que la gente siguiera durmiendo una vez salido el sol. Así nació la idea del “horario de verano”. Los franceses no implementaron las recomendaciones de Franklin y el despilfarro de velas y cera prosiguió durante ciento cincuenta años.

Un siglo después, el constructor inglés y golf aficionado, William Willet, observó que la tarde veraniega se acababa a medio partido por lo que propuso retrasar la hora para poder disfrutar de más horas de luz al atardecer. De nuevo, la idea fue ignorada por las autoridades.

No fue hasta la primera guerra mundial que los alemanes implementaron el primer “horario de verano”     con el argumento benjaminfrankliniano de ahorrar energía. Y es que eran tiempos de guerra y se hacía necesario canalizar el carbón hacia actividades bélicas. Unos 30 países imitaron al gigante alemán… pero todos abandonaron la idea una vez finalizado el conflicto en 1918. El experimento fue repetido por 52 naciones durante la segunda guerra mundial pero, de nuevo, los horarios volvieron a la normalidad una vez acabada la contienda.

El horario de verano en tiempo de paz no surgió hasta los años setenta con la crisis del petróleo y la consiguiente concienciación energética. Desde entonces, la mayoría de países del mundo lo han adoptado con el viejo argumento de Franklin: si la gente duerme cuando hay sol y sigue despierta cuando ya se ha puesto, se gasta energía lumínica innecesariamente.

Si alguno se anima a leer el artículo completo en el enlace que os he propuesto, podrá ver unas cuantas reflexiones del autor acerca de la conveniencia de estos cambios horarios, y de cómo el supuesto ahorro energético no es tal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario