lunes, 14 de noviembre de 2011

¡Celebrad carreras!

Ayer domingo 13 Pablo y yo participamos en la carrera Behobia - San Sebastián y, creedme, 20 km corriendo dan para pensar bastante. Así que mientras la meta se iba acercando fui dando forma en mi cabeza a este post que ahora escribo.

20.000 corredores nos juntamos ayer con el reto de cubrir la distancia que separa Behobia de San Sebastián lo más rápido posible. Si tenemos en cuenta que la inscripción costaba nada menos que 33€, los ingresos de la organización ascienden a 660.000€. Este dinero se dedicó, entre otras cosas, a pagar a la compañía Adidas por haber hecho camisetas conmemorativas para todos los participantes, a quien fabricó las medallas que se entregaron a los corredores, a comprar fruta, agua, bebidas isotónicas, barritas energética y demás avituallamientos...

Al igual que yo, muchos otros corredores llegaron hasta Behobia utilizando el servicio de Eusko-Tren. Si suponemos que tres cuartas partes de los participantes compraron un billete a 1€ que es lo que cuesta, el servicio en cuestión ingresó 15.000€. Fueron muchos los corredores que tuvieron que utilizar el coche, para lo cual tuvieron que llenar el depósito y pagar peajes. Ante la perspectiva de preparar una prueba tan exigente, es probable que las tiendas de material deportivo hayan notado en las últimas semanas un incremento de las ventas de zapatillas, ropa de atletismo, calcetines, pulsómetros, chubasqueros, geles de glucosa...

Además, al tratarse de una carrera con mucha tradición, muchos de los corredores fueron acompañados de sus familiares y amigos, quienes les animaban desde las cunetas. Al terminar la prueba, gran parte de estos hinchas decidieron aprovechar el buen tiempo y pasar la tarde en Donosti tomando unos pintxos o un helado. Y mientras tanto, los móviles no daban abasto para transmitir la información relacionada con la carrera a parientes que no habían podido presenciar la carrera in situ.

En definitiva, ayer fue un día en el que el dinero circuló de unas manos a otras. La economía de los lugares implicados se vio afectada positivamente, y muchos sectores diferentes se beneficiaron del movimiento de la gente. Podríamos multiplicar por el 18% de IVA o podríamos calcular los impuestos especiales asociados a la gasolina de los coches o al alcohol del txakoli. Incluso podríamos ir más allá y calcular los beneficios de vivir en una sociedad sana, con gente que hace deporte con regularidad y minimiza las posibilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares, con el consiguiente efecto en la seguridad social.

Así pues, desde aquí sólo me queda pedir a las autoridades de los diferentes municipios de Navarra lo siguiente: ¡Celebrad carreras!

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