Lo contrario a los impuestos

Una de las funciones básicas que cumplen los impuestos (especialmente aquellos de carácter progresivo) es la redistribución de la riqueza desde los más pudientes hacia los más necesitados; son un mecanismo para conseguir que la renta se reparta de manera más equitativa de forma automática, a lo que algunos llaman "el papel de Robin Hood del Estado".

Resulta curioso pensar cómo, a veces, sucede al revés: son los pobres quienes entregan su dinero a los ricos. Cada domingo miles de ciudadanos en todo el país acuden a los estadios de fútbol pagando sus entradas para ver el partido que toque. Muchos de ellos se visten con la camiseta de su equipo, se desplazan al campo en un coche que patrocina el campeonato o han tomado un postre promocionado por el crack del momento. ¿Os habéis parado a pensar alguna vez en el trasfondo de este acontecimiento tan cotidiano? Parados, obreros, profesores, barrenderos, abogados, arquitectos, amas de casa... redistribuyen (libremente, eso sí) su riqueza por escasa que sea hacia 22 veinteañeros multimillonarios. Curioso, ¿verdad?

Quizás alguno de vosotros ahora mismo está pensando "bueno, a mí que no me metan en este saco, que yo nunca voy al fútbol". Bueno, pues daos cuenta de que esto mismo ocurre cada vez que pagáis por ver una película de Brad Pitt o vais a un concierto de U2.

Al hilo de estas consideraciones, os recomiendo que echéis una ojeada a este artículo, en el que podemos ver algunos datos sorprendentes relativos a la evolución del sueldo de los futbolistas en los últimos años. Os rescato un dato que me ha llamado la atención: el fichaje más caro de la historia del Real Madrid hasta el año 1980 cobraba 55 veces el salario mínimo del momento. Hoy, Cristiano Ronaldo cobra 1.688 veces el salario mínimo. 

¿Tenéis alguna explicación para este último dato?

¿Qué opináis acerca de las cifras que mueve el mundo del fútbol? ¿Por qué creéis que ocurre es esto?